Crimen y castigo

ebook

By Fernando Otero

cover image of Crimen y castigo

Sign up to save your library

With an OverDrive account, you can save your favorite libraries for at-a-glance information about availability. Find out more about OverDrive accounts.

   Not today
Libby_app_icon.svg

Find this title in Libby, the library reading app by OverDrive.

app-store-button-en.svg play-store-badge-en.svg
LibbyDevices.png

Search for a digital library with this title

Title found at these libraries:

Loading...

Partiendo de un original titulado Los borrachos concebido para tratar el tema del alcoholismo en la familia, Crimen y castigo –que aquí ofrecemos en una nueva traducción de Fernando Otero Macías− fue escrita por Dostoievski en una época de deudas y penurias muy particular: acababa de morir su hermano, tenía que ayudar a mantener a su viuda e hijos, estaba también escribiendo El jugador, y se vio obligado a recurrir, ante la negativa de otros, al editor de la revista El Mensajero Ruso, con quien estaba enemistado. Allí la publicó en 1866 y hoy es, incuestionablemente, su obra más conocida.

La relegación del alcoholismo a un segundo plano puso, sin embargo, en primera línea a Raskólnikov, uno de los mitos de la literatura del XIX: un joven de veintitrés años, inteligente, cultivado y «extraordinariamente bien parecido», pero andrajoso, dejado, negligente con sus estudios y tristemente alojado en un cuartucho. Desde el principio acaricia el plan de robar y matar a una mezquina usurera, pensando que su despreciable moralidad y el buen servicio que podría dar a los bienes robados justifican el crimen. Una vez cometido, sin embargo, nada sale según lo previsto: el crimen se revela «escasamente monumental», el criminal oscila entre la arrogancia, el cansancio y el delirio, y tal vez no se salve de la investigación policial. ¿Tiene el joven «el talento de pronunciar en su medio una nueva palabra», como a veces pretende, o es «un piojo esteta, y nada más»? En el deambular de Raskólnikov por San Petersburgo, en sus idas y venidas, en sus vueltas y más vueltas, hay un extravío literal... aunque al final revele tener, como la propia novela, un rumbo, una recóndita meta.

El hombre, ese es el misterio... Trabajo en este misterio, porque quiero ser un hombre. Fiódor M. Dostoievski

Crimen y castigo